JAYYOUS, SKATEBOARDING EN EL MEDIO ORIENTE… POR ESTEBAN GALDAMES
«Ubicada, en Palestina, es el nombre de la pequeña aldea que me recibió durante dos meses. Decidí ir puesto que, hace unos años, nos enteramos con un amigo que la Organización Skatepal (ONG de skateboarding que trabaja en el lugar, aunque su oficina está en Inglaterra) realiza clases de skate a niños y cuenta con un pequeño skatepark, uno de los pocos en este país».
Texto y Fotos: Esteban Galdames P. / Psicólogo y skater
Este viaje nació de una sorpresiva idea. Una conversación junto a un gran amigo y que, sin darnos cuenta, nos hizo terminar en el Medio Oriente. A pesar de todo, lo único que teníamos claro es que nos interesaba compartir y entregar buenas energías a la gente.
¿Por qué? Debido a que el territorio de Cisjordania (también llamado “West Bank” o comúnmente Palestina-aunque este lugar sería sólo una parte de ella, ya que la segunda es la “Franja de Gaza” y debido a la situación y el contexto socio-político actual ambos territorios conforman al mismo como país), es ocupado hace ya muchos años por tropas del ejército israelí que diariamente hostigan a la población.
Jamal Jr.
Contexto de guerra, países en conflicto hace cientos de años. Difícil realidad. Lo relevante en este caso, para mí al menos, eran los niños y el skate. Lo único que quería era poder compartir con ellos, andar en skate, y enseñarles nuevos trucos para que, de cierta manera, estos pudiesen escapar, aunque sea por algunos minutos, a esta injusta situación.
El viaje fue largo. Más de 20 horas en avión para llegar a Tel Aviv, capital de Israel, y luego, con un par de buses y taxis por distintos caminos poder llegar finalmente a destino. Cabe mencionar que, si bien son distancias cortas, los tiempos de viaje son aún mayores de lo que deberían debido a las murallas, las rejas, el alambrado de púas, checkpoints (puntos de control militar) y los cortes en el camino intermitentes por parte de las tropas israelíes. Parece una película, pero no lo es. El cambio de realidad es radical y se siente.
Y bueno, después de todas estas andanzas, ya estábamos instalados en el Medio Oriente, en una aldea de no más de 4.000 personas, la mayoría de ellos Islámicos (musulmanes) y con un calor que bordeaba los 38° C. Todo muy distinto a lo que acostumbramos a ver aquí en Occidente. ¡La aventura recién empezaba!
Ismail.
Los primeros días no fueron fáciles, ya que el shock cultural no es menor, el calor es terrible y los códigos culturales son lógicamente diferentes a los nuestros. A pesar de todo, las primeras sesiones de clases con los niños nos dejaban eléctricos, ya que en el ambiente había energía de sobra y estaba lejos de agotarse. No podíamos creer todas las ganas que existían por querer andar y andar y obviamente superarse cada vez más, sacar nuevos trucos e incluso practicar movimientos básicos para hacerlos de otra manera (“style is everything” dicen por ahí…)
La rutina diaria consistía en hacer ejercicios, alimentarse lo mejor posible y tomar mucho café o té. Varios libros leídos, un par de revistas de skate hojeadas y conversaciones infinitas sobre distintos temas hacían que nuestras mañanas pasaran volando, sin darnos cuenta. Ya entrada la segunda mitad del día, tomábamos nuestras tablas, un par de stickers y al menos 5 litros de agua por cada uno para poder sobrevivir al calor durante horas en el skatepark, y así compartíamos la sesión de skate junto a los niños. Era increíble ¡La energía y motivación de todo el grupo silenciaba el calor, la fatiga y el sueño!
Estábamos alucinados y los niños tampoco querían parar. No sólo compartíamos con los niños, sino que también con skaters que venían de todo el mundo, ya que el resto de los voluntarios eran de Inglaterra, Estados Unidos o Alemania ¡La manera de comunicarnos no era una limitación, ya que todos manejábamos el mismo código, todos andábamos en skate!
Nassim.
El hecho de poder compartir diariamente con una realidad muy diferente a la nuestra y a lo que estamos acostumbrados es realmente un regalo, en el que sólo puede haber cosas buenas ¡Conoces, compartes, aprendes, disfrutas y reflexionas! Te llenas de energía nueva todos los días y al mismo tiempo lo disfrutas… ¿qué mejor?
Tareq.
Durante 8 intensas semanas intentamos entregar la mayor de las energías y conocimiento a los niños del lugar, a pesar de la limitación del lenguaje, puesto que no hablan inglés. Pero algo entienden y nos intentamos comunicar de diferentes maneras. Todas esas barreras finalmente están en nosotros mismos y en nuestra cabeza, y depende de nuestra voluntad hacernos conscientes de ello para llegar donde queramos. Lo extiendo a la vida, al trabajo, al skate. Ampliemos nuestra percepción sobre las cosas, escuchemos más a los que están cerca nuestro y no dejemos que el miedo nos paralice…
¡El skate nos va a llevar donde nosotros queramos ir, sólo es cosa de tiempo!
¡¡¡Gracias Revista Demolición por el espacio y las ganas de seguir mostrando el mundo paralelo en el que vivimos los skaters!!! Si les interesa saber más del proyecto sigan a @skate_pal
(www.skatepal.co.uk). Y si le interesa sumarse a alguna causa parecida, mejor todavía…