The Wall Live: así fue el apoteósico show de Roger Waters en Chile
Hace 9 años con un impresionante despliegue de tecnología, ambición y talento, Roger Waters presentó en Chile el espectáculo rockero más impresionante que se haya visto hasta la fecha.
Si bien la emoción del público heterogéneo que repletó el Estadio Nacional la noche del viernes 2 de marzo de 2012 se podía sentir desde lejos, los ánimos llegaron a punto de ebullición con el épico comienzo del espectáculo a las 21.30 horas en el recinto ñuñoíno. «In the Flesh?» fue una intensa muestra de lo que estaba por venir: un material audiovisual de primera, un sonido cuadrafónico que lo envolvía todo, pirotecnia, una banda virtuosa y dos tercios de un muro imponente que se terminaría de construir a lo largo de la primera parte del show.
Las víctimas de distintas guerras, partiendo por el propio padre de Waters, protagonizaron «The Thin Ice», al ir apareciendo una a una en la pantalla esférica ubicada en el centro del escenario, para llenar luego cada uno de los ladrillos del inmenso muro. El dramatismo se acentúa con los susurros de Waters en la primera parte de «Another Brick in the Wall» que, literalmente, hacen vibrar al Nacional, mientras todo se tiñe de un rojo sangre.
«El miedo construye muros» fue el mensaje que se leía en las poleras que vistieron los 16 niños chilenos que subieron al escenario para corear uno de los himnos más conocidos del rock mundial e increpar a la enorme figura del maestro opresor que se levantaba en uno de los costados.
Cuando los niños se despidieron, se rindió homenaje a Jean Charles de Menezes, el brasileño que fue asesinado por error en 2005 por la policía de Londres en el metro de la capital inglesa. Acto seguido, Waters se tomó unos segundos para saludar a su público, y tras desatar la euforia con un «¡Buenas noches Chile!», dije en español: «Quiero dedicar este show a la memoria de Víctor Jara y a todos los desaparecidos, muertos y torturados. ¡Los recordaremos!»
Lo que siguió fue nada menos que «Mother», en la que Waters cantó consigo mismo, pues a su voz en vivo se sumó la reproducción de la grabación de un concierto que ofreció en Earls Court en 1980. Sin dejar que los ánimos se calmen, el músico respondió una de las preguntas que se hace en la canción, y cuando dice: «Madre, ¿debería confiar en el gobierno?», en el muro se leyó claramente -en inglés y en español- «ni cagando» (no fucking way).
Las duras críticas y los lamentos continuaron con «Goodbye Blue Sky» y la parte final de «Another Brick in the Wall» incitó las palmas del público, mientras la banda ya estaba quedado fuera de vista, atrapada por centenares de ladrillos blancos. El último de ellos se puso cuando Waters finalizaba «Goodbye Cruel World».
Treinta minutos después llegó la segunda parte del emblemático disco para el delirio de los fans que rompieron sus gargantas entonando cada himno hasta cerrar el álbum completo. Y es que The Wall Live fue quizás el mayor legado que Waters le dejó al mundo y la mejor muestra de que una obra ya inmensa puede adquirir dimensiones inimaginables cuando un visionario como él decide no conformarse.